Constelaciones familiares una mirada para comprender lo que sucede en Chile y en el mundo - CasaFen - Photo by Casey Horner on Unsplash

Constelaciones familiares: una mirada para comprender lo que sucede en Chile y en el mundo

Constelaciones familiares: una mirada para comprender lo que sucede en Chile y en el mundo

 

Constelaciones Familiares es un método de trabajo grupal desarrollado por el terapeuta y filósofo alemán Bert Hellinger y que ha cobrado protagonismo como una forma no convencional de trabajo terapéutico con interesantes resultados en el ámbito de la psicoterapia, la educación y el desarrollo personal, entre otros.

 

El psicólogo Rodrigo Hagar explica que la base de este método establece que más allá de tener almas individuales, todxs somos parte de un alma más grande que incluye a la familia. Estamos, entonces, mucho más conectadxs de lo que creemos y cada persona ocupa un lugar único dentro de su propia familia, y los conflictos surgen cuando dejamos de reconocer y ocupar ese lugar.

 

¿Podría ayudarnos una experiencia de constelaciones familiares en el mundo convulsionado que nos toca vivir hoy?

Podría contribuir en el sentido de que las constelaciones familiares ayudan a tomar la propia vida conectando con lo más básico, que es nuestra familia de origen, sabiendo que todas las personas nacemos por circunstancias que ocurrieron antes de nosotrxs. Entonces, debemos nuestra existencia a que, antes nuestro, otras personas se juntaron, otras se pelearon, otras se fueron…algunas hicieron daño y toda esa complejidad es la que permite el desarrollo de un sistema familiar. Lo que permiten las constelaciones familiares es reconocer ese hecho, que nacimos en una trama que ya existía previamente, para así poder tomar el lugar que nos corresponde dentro de nuestro sistema. Es como decir: “Reconozco que las cosas tal como han sido están bien, porque si no hubiesen ocurrido así, yo no estaría acá”.

Pero esto podría sonar como a un conformarse con la realidad que a cada uno le toca vivir…

No es conformismo, sino aceptación, al reconocer los vínculos y posibilidades que nos anteceden, que nos conforman. Ese reconocimiento muchas veces implica dolor, al darnos cuenta de que la historia que nos antecede (la de nuestros padres, abuelos) no se ajusta a lo que hubiéramos querido, y que frente a ella, estamos en una posición de vulnerabilidad, que nos enfrenta a nuestros límites, pero es ahí mismo donde estamos más receptivxs también para tomar la propia vida, viendo sus posibilidades e imperfecciones, y no como generalmente tendemos a hacerlo, que es pensando que las cosas deberían haber sido distintas en nuestro pasado, que nuestros antepasados y las situaciones deberían ajustarse a nuestras necesidades y que tenemos algún tipo de poder personal para definir o modificar eso con nuestra voluntad.

¿Y cómo llevamos esta visión a lo que sucede con el movimiento social en Chile y en el mundo?

Las constelaciones familiares nos dan un sentido muy realista y no dualista, en el sentido moral, para entender la realidad, tratando de no fragmentarla, y entendiendo que todos los actores tienen participación en el movimiento total. Y lo que está pasando hoy en todo el mundo, como el movimiento social en Chile, es algo que no podemos evitar una vez se inició, donde estamos todxs involucradxs y cuyas consecuencias nos afectan a todxs. Tal como es, trasciende nuestras individualidades e incluso los acontecimientos que implican dolor son parte del movimiento total. Nosotrxs podemos tomar una postura ética y defender lo que creemos correcto y justo, eso es necesario; y una vez que los hechos ocurren, estos ya pasan a ser parte del movimiento total y ocupan un lugar en él, nos implican, y el mirarlos con respeto, el validar el dolor que nos generan y hacer los duelos necesarios, reconocer las pérdidas y las posibilidades, es fundamental para encontrar un nuevo balance en el sistema, sabiendo que la memoria no se puede borrar así como así.

Pero muchos se preguntan qué hacemos con el dolor…

Yo creo que es necesario reconocerlo. Así lo está haciendo el feminismo, que hoy grita por visualizar la evidente realidad de abuso y violencia hacia las mujeres. La mirada de las constelaciones familiares puede ayudarnos a aceptar la vivencia del dolor como la vivencia de una zona de la vida en que la que las personas estamos vinculadas, dejando de luchar contra el sentido más profundo de lo que está ocurriendo y que trasciende nuestras realidades individuales, un sentido que no se puede predecir ni predeterminar, ya que es complejo y tiene que ver, finalmente, con un movimiento amplio, en el cual cada persona participa reconociendo y asumiendo su propio rol, ojalá sabiendo que existen muchas posturas presentes, y muchas que son divergentes de lo que cada cual considera correcto, sano o justo. Tengo la sensación de que este movimiento social, así como muchos otros en la actualidad, acusan el hecho de que hemos aprendido a vivir de una forma alejada de la vida. Espero que esta crisis nos ayude a reconocer que somos parte de una totalidad compartida y diversa, no entes aislados y autosuficientes que necesitan de un supuesto “éxito personal” que desconoce el pasado, nuestras raíces y lo que nos constituye como seres colectivos.

 

Si quieres saber más sobre constelaciones familiares, te invitamos a ver  Clases&Talleres