Dra. Maria Vavila Diamandi

Maria Vavila Diamandi

Médico Cirujano – Universidad U.M.F. “Carol Davila”, Bucarest, Romania (EUNACOM aprobado en Chile).

Especialidad en Medicina Familiar en Rumania, en proceso de acreditación en Chile.

Magister M.A. en Musicoterapia, SRH Fachhochschule Heidelberg, Alemania.

Diploma Europeo de Homeopatía - Deutscher Zentralverein homöopathischer Ärzte, Berlin, Alemania.

Terapia floral, formación en Chile.

Mi encuentro con la homeopatía fue justo después de terminar mis estudios de medicina en mi país, Rumanía, en Bucarest. Tuve la oportunidad de hacer un curso de formación formal de homeopatía en Alemania, tanto en Augsburgo como en Berlín. Gracias a esta experiencia amplié significativamente mi perspectiva sobre la medicina, en general, así como respecto de la enfermedad y los padecimientos que ésta ocasiona.

La escuela homeopática que sigo, llamada usualmente homeopatía clásica o unicista, es un método terapéutico que privilegia la indicación de un solo medicamento o remedio a la vez, luego de alcanzar un conocimiento integral del paciente. Para recetar adecuadamente el terapeuta necesita reconocer los síntomas, tanto físicos, como emocionales, prestando atención, además, al contexto de vida del paciente.

Posteriormente, aún en Europa, me especialicé en medicina familiar, precisamente porque esta disciplina ve al paciente en su contexto familiar. Actualmente, me encuentro en proceso de convalidación de mi especialidad aquí en Chile, donde vivo desde hace 13 años y donde trabajé principalmente como médico general en el sistema privado. En Chile, me formé también como terapeuta floral (Flores de Bach), entendiendo que esa es una herramienta complementaria a la homeopatía y que a través del trabajo emocional se puede apoyar muy bien al paciente en su camino.

A través de la homeopatía comprendí que cada información que viene del paciente es importante para reconocer antecedentes valiosos sobre el proceso de su enfermedad. En efecto, los síntomas no aparecen por separado en cada paciente, sino que se presentan como una constelación de ellos. Cada molestia física, cada sensación corporal, cada creencia, cada padecimiento emocional, la manera de relacionarse con su entorno, todo eso es valorado, tomado en cuenta, y además mostrandose en una expresión coherente y única de la persona.

Desde mi experiencia, esta es una manera realista y práctica para acoger al paciente y encontrar el mejor tratamiento, permitiendo, simultáneamente, que se sienta escuchado, valorado y acompañado en su padecimiento.