‘Es una experiencia distinta pero tan parecida.’
El espacio compartido en la psicoterapia se construye en el encuentro, en ese espacio sutil que no es interferido por la pantalla que está en medio. Hay un momento en que pantalla, distancias, fondos, todo desaparece en la conversación, en los silencios, en la reflexión y el descubrimiento.
Estamos en un tiempo particularmente difícil, no sólo por la aparición del SARS-COV-2, sino porque las crisis que está provocando (o agudizando y evidenciando) son sanitarias, pero tambien sociales, exponiendo las inequidades de nuestras formas de organización social y política con mas fuerza que antes.
Y puede también que la consciencia de estos problemas que nos afectan -antes o despues- a todxs, se esté volviendo difícil de llevar y esté afectando nuestra emocionalidad, nuestra sensación general de bienestar/malestar.
Los humanxs somos natural, biológicamente empáticxs y compasivxs, y el dolor de otrxs también se puede transformar en un dolor nuestro, si estamos conectadxs con esa motivación compasiva (consciente o no). Sumar los miedos o las preocupaciones por lo que nosotrxs estemos sintiendo como una amenaza -a nuestra seguridad y bienestar- a lo que los demás están sufriendo, puede ser demasiado para algunxs. Nuestros propios miedos, sensación de desprotección e inquietudes pueden estar resonando y ocupando un espacio presente, más allá incluso de lo que realmente nos ocurre. Si es así, puede ser importante buscar alguna forma de despertar nuestra capacidad orgánica de auto y co-regulación. Compartir con otrxs buscando estar en calma, disminuir las señales de alarma de nuestro organismo y encontrar posibles apoyos puede hacer una gran diferencia en la que nos acompañemos a ese despertar recursos individuales y colectivos.
Como todas las crisis, esta experiencia presenta también la oportunidad de tomar algún tiempo de este momento para observar nuestros modos de ver, de sentir y de involucrarnos. Tal vez, si damos un espacio a esa persona que miramos en el espejo cada mañana, podremos ver algo a lo que no habíamos dado espacio antes. Tal vez ese algo nos permita conocernos un poco mejor, rescatar nuestros recursos internos para este y otros tiempos. Tal vez el encuentro con otrxs nos permita nutrir esa capacidad de regulación y acompañarnos en encontrar el coraje y la templanza suficientes para transitar este tiempo, tan desafiante para nuestra consciencia de humanidad compartida.
Estamos enfrentados a algo que nos supera en lo individual, que nos fuerza a buscar, a tener paciencia, a confiar, a estrechar lazos de ayuda y acompañamiento, a veces emocional, a veces en la concreción de cuidar a otrxs, o de priorizar apoyos a los pequeños emprendimientos que surgen también en la necesidad de adaptarnos y ser colectivos organizados, de ser comunidad.
Muchas opciones de acompañamiento, conversaciones y terapia están en las redes, algunos disponiendo posibilidades gratuitas o a bajo costo, para atravesar esto más juntos, en acompañamiento individual o grupal, otros en charlas, cursos, grupos de apoyo, materiales para familias con y sin niñxs y otras formas comunitarias. Es tiempo de buscar lo que mejor nos viene para este tiempo. Cada unx puede abrir su curiosidad para encontrar qué podría ser de ayuda para que la transformación sea, ojalá, para mejorar la vida de todxs.
El espacio online es el espacio que hoy tenemos. Podemos utilizarlo de una forma que sirva para acompañarnos y sentirnos conectados, juntxs, aunque estemos físicamente distantes. Estamos separados y enfrentando el aislamiento en nombre del cariño, para cuidarnos unos a otrxs.
De esto, saldremos juntxs.