Respiración y salud - CasaFen

Respiración y salud (primera parte)

 “El aire, cualquiera que sea su composición, influye sobre nuestro cuerpo, pensamiento y actos más de lo que nos damos cuenta” Hiltrud Lodes1

*Este es el primero de una serie de escritos sobre la respiración, próximamente les hablaremos de las relaciones entre el sistema nervioso y este ritmo, y también habrá otro sobre diferentes formas de respirar y recomendaciones al respecto para promover salud y bienestar. Además, estamos preparando talleres para conocer y acompañar a la propia respiración.

ANATOMÍA DE LA RESPIRACIÓN

En el acto de respirar, damos y tomamos, es un intercambio entre el interior y el exterior de nuestro cuerpo.

La respiración tiene que ver con el metabolismo, con la voz, con la postura, con la circulación cardiovascular, con el sistema nervioso: Es fundamental para nuestra salud y bienestar.

Muchas tradiciones practican ejercicios respiratorios para la salud, en Medicina Integrativa también se contempla la atención a la respiración como parte de un estilo de vida saludable.

Si nos acostumbramos a observar la propia respiración, promoveremos su equilibrio, y con éste el del cuerpo en general.

El oxígeno da energía a la célula

Respiramos de día, de noche, cada día de nuestra vida, de 12 a 20 veces por minuto. A diferencia de otras funciones fisiológicas, la respiración la podemos modificar a voluntad fácilmente.

Tomamos aire, llega a los pulmones, desde los pulmones el oxígeno llega al torrente sanguíneo y de la sangre a las células.

En las células, sobretodo en sus mitocondrias, se da la denominada respiración celular, el oxígeno reacciona químicamente con nutrientes como la glucosa y produce ATP, una molécula que da energía a la célula, es el combustible necesario para sus actividades.

Como residuo, se da dióxido de carbono, el cual hace el camino contrario hasta que los pulmones lo expulsan.

Las plantas, en la fotosíntesis, toman energía del sol y producen glucosa, esta glucosa llegará a nuestro cuerpo a través de la alimentación, la respiración celular es nuestra manera de recibir la energía del sol.

Los pulmones

Nuestros pulmones son esponjosos, húmedos y rosados. En su interior, los bronquios se ramifican hasta hacerse microscópicos, como un gran árbol boca abajo.

Los pulmones tienden a la contracción, solo se expanden en la inspiración, cuando los músculos que los rodean tiran de ellos. Son músculos que se encuentran desde el cuello y la base de la cabeza hasta el suelo pélvico, trabajan sincrónicamente para adaptar la respiración a las necesidades del momento, ensanchando o contrayendo el pecho, el vientre y la espalda.

A más lenta y amplia la respiración, más músculos participan, más zonas del pulmón se llenan de aire y más oxigeno entra al cuerpo. Las respiraciones cortas solo llenan la parte superior de los pulmones, mientras que las profundas llegan también a su parte inferior, la cual cae como un faldón por detrás de los riñones, conteniendo el 60%2 ciento de la capacidad pulmonar total.

Además, la respiración profunda cuida al tejido pulmonar, fomenta que en su interior circule mejor la sangre y la linfa, regenerándose y tonificándose mejor.

Respecto a los músculos respiratorios, en la inhalación ganan capacidad de contracción, se tonifican, y en la exhalación ganan capacidad de relajación, se distienden.

El corazón

Pulmones y corazón funcionan en estrecha colaboración, están conectados por arterias y venas directas. Los pulmones ocupan casi toda la caja torácica, y el corazón queda entremedio de ellos, como abrazado. La regulación de la respiración incide en la conducción eléctrica del corazón y en la presión arterial.

La presión arterial también se ve beneficiada cuando respiramos lenta y profundamente, ya que los nervios sensitivos al interior de las arterias notan el cambio en la concentración de oxígeno y dióxido de carbono y los centros nerviosos respiratorios empiezan a modificar el tono vascular y la frecuencia cardiaca.

Respirar por la nariz

Cuando el aire entra por la nariz, debe pasar por un canal más estrecho que la boca y da vueltas al interior de los senos paranasales, las cavidades que hay al interior de los huesos de la cara. El aire se filtra (por los pelitos nasales), se limpia (mediante la mucosidad que va arrastrando partículas hacia afuera), se humedece y atempera, previniendo infecciones e irritación de las mucosas.

En la respiración nasal, la mucosa de nariz y senos genera óxido nítrico, un gas antimicrobiano que dilata bronquios y vasos sanguíneos, y que favorece la adhesión del oxígeno a los glóbulos rojos, facilitando que aumente el oxígeno en sangre en un 10-15%3.

La respiración nasal es más larga, profunda y mejor conducida. Si bien la mayoría de personas pueden habituarse a respirar nasalmente, hay algunas que no pueden (por problemas en el tabique nasal u otros). También hay situaciones, de gran estrés o esfuerzo, en que el cuerpo automáticamente va a respirar por la boca, ya que la prioridad es otra.

La respiración como masaje y la postura

El principal músculo respiratorio es el diafragma, que se dispone como piso del tórax y como techo del abdomen y tiene forma de cúpula. En cada inspiración, el centro del diafragma desciende unos 8 cm en dirección a los pies, y en la espiración asciende otra vez.

Corazón y pulmones están adheridos encima del diafragma, mientras que por debajo lo están el hígado, el estómago, el páncreas, los riñones, el bazo y las flexuras del colon.

En cada respiración el diafragma comprime y descomprime estos órganos, como un masaje rítmico necesario para su funcionamiento y para su buena hidratación y nutrición.

La postura erguida y relajada facilita la respiración amplia. Igualmente, una respiración amplia y nasal mejora la postura, al tonificar el diafragma y la musculatura del tronco.

Respiración, circulación y pulsación

El diafragma es como una ventosa (y como un sopapo), en cada respiración mueve las aguas de tórax y abdomen, lo que es fundamental para la circulación venosa de retorno, para la circulación linfática y para el intersticio, que es el medio ambiente de las células.

Además, el movimiento del diafragma produce ecos en otras zonas de tejidos horizontales, como el suelo pélvico, la musculatura de entre los hombros o la base de la cabeza; ello, a su vez, acaba moviendo las aguas de todo el cuerpo.

Finalmente, la respiración mueve a todo el cuerpo, su pulso se transmite a todos nuestros rincones, moviendo aguas y tejidos rítmicamente. Una respiración más profunda moverá más nuestros tejidos, flexibilizándolos y vitalizándolos. Y viceversa, un cuerpo más tranquilo y vital facilitará una respiración más armónica.

Gabriela Bucarey y Núria Buch

Referencias bibliográficas

Giltrud Lodes. Aprende a respirar. La guía más eficaz para vivir a pleno pulmón. Los Libros de Integral1

https://www.psicoterapiarespiratoria.com/carlos-velasco2

Ramiro Calle. RESPIRA. Respiración consciente para vivir con plenitud. B de Books3

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