Teletrabajo: ayudándonos en este cambio de paradigma

Teletrabajo: ayudándonos en este cambio de paradigma

Para una buena parte de la fuerza laboral del planeta, el teletrabajo ya era una realidad a la que estaba acostumbrada. Pero para muchas personas, la gran mayoría, de hecho, era un concepto ajeno y sumamente extraño. Sin embargo, llegó casi de golpe con la pandemia, sin avisar y tiene ahora a esa gran parte del universo que lo veía tan lejano insertándose con fuerza en su vida cotidiana.      

Entonces, detengámonos un momento, respiremos profundamente y pensemos en cómo establecer un marco de autocuidado personal y colectivo para implementar el teletrabajo en la casa. “No hay que olvidar que el origen del teletrabajo no es porque a uno se le ocurrió trabajar desde la casa, sino porque se ha transformado por estos días en una necesidad”, explica la psicóloga Edith Saa. Resulta entonces adecuado en este contexto cuidar los ritmos y poner límites para no dejar que el trabajo inunde el espacio personal y familiar y siga sucediendo lo que para algunos ya ocurre: una mayor exigencia con esta nueva modalidad que la carga anterior en sus sitios de trabajo habituales.

Esta condición que vivimos es nueva para la mayoría, tanto equipos de trabajo como empleadores, por lo que pensar en teletrabajar la misma cantidad de horas que teníamos presencialmente es muy difícil, debido al nivel de estrés al que todos estamos enfrentándonos. En un estado de estrés como el actual, nuestras capacidades para el trabajo se ven afectadas: cognitiva, de concentración, de atención, de memoria y de rapidez mental. Hay mucha más dispersión mental ya por el solo hecho de estar en la casa. Esta no es una situación normal, sino de lo más anormal que nos haya tocado vivir. El proceso de ajustarnos y construir nuevos hábitos y rutinas requiere tiempo, y tener la expectativa de un ajuste instantáneo sólo nos provoca mayor tensión.

Algunas pautas comunes para teletrabajar podrían ser, siempre dependiendo de si hay hijos y las edades que tengan:

1.- Establecer un cierto rango de horario para levantarse, en lo posible común para todos en la familia. Desayunar, ducharse y vestirse para preparar y comenzar la jornada. Nuestro organismo agradece los ritmos y rutinas y, en la medida que se pueda, podemos ir buscando cuál es la mejor para este tiempo de cuarentena, teletrabajo y telestudio. Por ejemplo, ajustarse a la rutina que tenía trabajando normalmente en su lugar habitual, excepto el traslado, le dio muy buen resultado a Sandra Ávila cuando comenzó a teletrabajar hace casi 5 años para una empresa del área de la investigación clínica.

2.- Ritmo y rutinas en el sentido de establecer horarios específicos en los que vamos a trabajar y respetarlos. Es importante acordar las horas de teletrabajo entre empleados, jefaturas y empleadores, para que las expectativas coincidan y sea un trabajo fluido.

3.- Tener un espacio físico específico para trabajar y, si no lo hay, hacer un esfuerzo por crearlo, ya sea con una mesa, un mantel, una pizarra, una taza o cualquier objeto o disposición que indique tiempo y lugar de trabajo, siempre de la mejor manera posible dentro de las posibilidades de cada persona y evitando el trabajo desde la cama.

4.- Tiempos de descanso adecuados. Puede ser una buena medida fijar bloques de trabajo con interrupciones o quiebres cortos. En esos descansos de 5 minutos es importante el movimiento: pararse, moverse, respirar, salir al patio o a la calle (si se puede y siempre tomando las precauciones de higiene y cuarentena) o asomarse a la ventana, estirarse, tomar agua, un té de hierbas relajante  o ir al baño. Nuestra capacidad de atención se beneficia, especialmente en momentos de tensión, si hacemos bloques de trabajo cortos de 45 minutos a una hora. Esos bloques de trabajo o estudio deberían ser más cortos para los niños.

5.- En el horario de almuerzo es importante salir del lugar designado para el teletrabajo y tomarse una hora en la cual intentar centrarse en otras cosas por un rato para volver despejado. Ya el hecho de prepararse el almuerzo o hacerlo para la familia puede servir para centrar la atención en algo diferente y descansar.

6.- Tras esa hora de almuerzo, volver al sitio asignado para trabajar y continuar para finalmente cerrar en el horario que se predefinió como término de la jornada laboral en la casa. Importante: olvidarse del trabajo como cuando antes nos íbamos de regreso a la casa.

La comunicación con los compañeros de trabajo dentro del horario laboral ya sea por Skype, WhatsApp u otro medio ha sido también fundamental para Sandra, “conversar con ellos, intercambiando ideas de trabajo o lo que sea es importante…No es bueno no conversar con nadie durante el teletrabajo. Videoconferencias, zoom u otra plataforma, mantener un contacto verbal con alguien”.

Ahora bien, para muchas personas hay ahora un trabajo mucho mayor, ya que sobre ellxs recaen comúnmente tareas que normalmente no estaban presentes de lunes a viernes y muchas de ellas eran llevadas a cabo por alguien que apoyaba en preparar el almuerzo, realizar el aseo, labores domésticas varias, obligaciones escolares y cuidado de lxs hijxs en la casa, entre otras. “Una opción podría ser hacer coincidir las horas de estudio de los niños mayores, que no requieran tanta supervisión, con el horario de trabajo de lxs padres, ya sea por medio de una pizarra o un papel donde estén esos horarios disponibles para todos y, si es posible y resulta positivo para el espacio de la familia, estar físicamente cercanos para acompañarse mientras cada uno lleva a adelante sus tareas”, propone Edith.

Hay cosas que definitivamente son muy difíciles de hacer, como el rendir pruebas online para los niños o trabajar en materias nuevas, para las que se requiere más apoyo. Es necesario usar el criterio y ver qué se puede hacer y que no. Para ellos no es lo mismo que estar en la sala de clases, tal como para nosotros no es igual que estar en nuestros lugares habituales de trabajo.

El mejor consejo sería relajar las reglas en general. Por ejemplo, si se puede hacer el aseo, se hace, si no se puede, establecer algún horario para hacerlo ojalá entre todos más tarde, que los niños hagan o ayuden a hacer sus camas, ordenar su ropa, pero lo que se pueda, sin presionar ni presionarse e idealmente trabajando en equipo y convertirlo en juego con los niños más pequeños. Es importante reservar espacio para jugar, conversar, hacer manualidades o ver una película juntos y acompañarse. “Pero también hay que relajarse un poco con las horas de TV para ellos, el play u otros juegos. Si se vive en casa, incentivar que vayan al patio”, explica Sandra, que teletrabaja ahora con sus hijos.

Si definitivamente no se puede salir a la calle y no hay patio o naturaleza para ver, un video por YouTube con paisajes puede ser una buena opción para tomar momentos de calma, al igual que tutoriales con ejercicios físicos o con música de relajación. “Puede ser artificial, pero ver naturaleza al menos por esa vía, puede ayudar a no sentirse tan desconectados, trayendo un poco de la naturaleza que nos hace tan bien. Se trata de buscar un lugar seguro, como podemos hacer en una relajación o imaginería, que me permita estar por un rato un poco más relajadx y confiadx”.

Tampoco hay que caer en la trampa de creer que podemos seguir en el mismo ritmo desde la casa como una forma de autorregular la angustia, porque eso podría angustiarnos aún más e incrementar la frustración. Nuestro organismo responde a lo que pensamos, es decir, el cuerpo es muy obediente a nuestra mente, por eso cuando nos imaginamos algo terrible nos angustiamos (¡aunque aún no haya ocurrido nada!). Entonces, es recomendable estar poco tiempo del día expuestxs a las noticias sobre el coronavirus, porque nuestro cuerpo podría reaccionar con ansiedad y angustia. Somos naturalmente empáticxs, y el sufrimiento de los demás nos causa también dolor y preocupación. Hay que alternar y dosificar la información. El resto del tiempo permitirse el relajo y moverse, aunque sea suavemente, buscar una película o libro que nos proporcione un tiempo de calma y bienestar. Es importante que en esta época de poco control pongamos una dosis de seguridad para el cuerpo, darnos señales de que es posible estar también en calma, confiadxs y segurxs. Por eso son tan importantes los horarios de comida y sueño, para minimizar y ojalá evitar el desorden de las rutinas del día.

Opciones para sacar adelante esta realidad en la que todos estamos hoy existen muchas y puede ser una buena instancia de verla y tomarla como una oportunidad de cambio. Dependerá de cada unx decidir qué opción nos viene mejor en cada momento, para intentar estar en estado de calma lo más posible, con resiliencia y empatía, y mantener en buenas condiciones nuestro sistema inmune, nuestras vivencias emocionales y la convivencia en este desafiante momento planetario.

Por Raimundo Undurraga