La terapia psicológica grupal tiene una larga trayectoria dentro de la historia de la psicología clínica. Desde sus inicios, ha demostrado ser una vía eficaz para promover el cambio y el bienestar a través de la fuerza del vínculo humano y la interacción con otras personas que atraviesan experiencias similares.
Según la Asociación Americana de Psicología (APA), en muchos casos la terapia grupal puede ser tan o más efectiva que la individual, especialmente en temáticas donde el aislamiento, la vergüenza o el estigma están presentes. Las investigaciones más recientes muestran su eficacia en una amplia variedad de dificultades emocionales, como la depresión, la ansiedad, el duelo o las crisis vitales.
Sin embargo, más allá de su efectividad clínica, la riqueza de la psicoterapia grupal radica en sus mecanismos relacionales y comunitarios. Tal como planteó Irvin D. Yalom, uno de los grandes referentes del campo, el grupo se convierte en un microcosmos social donde cada persona puede observar y transformar sus patrones de relación en un entorno seguro y contenedor. En este espacio, los participantes no solo se benefician de la intervención del terapeuta, sino también del espejo que representa el otro: escuchar y compartir experiencias permite reconocerse, empatizar y reconfigurar la propia narrativa.
Entre los principales beneficios de la terapia grupal se destacan: • Sentido de pertenencia: compartir un espacio donde otros comprenden las propias vivencias reduce la sensación de soledad y aislamiento emocional. • Validación y apoyo mutuo: la escucha empática de los demás genera reconocimiento y aceptación, fundamentales para fortalecer la autoestima y la confianza.
• Aprendizaje interpersonal: el grupo ofrece oportunidades únicas para practicar nuevas formas de comunicación, resolver conflictos y desarrollar habilidades relacionales.
• Expresión emocional y catarsis: el contexto grupal facilita la liberación de emociones reprimidas, promoviendo alivio y comprensión interna. • Esperanza e identificación: observar el progreso de otros miembros alimenta la motivación y la fe en el propio proceso de cambio.
En nuestra trayectoria profesional, hemos acompañado distintos grupos terapéuticos centrados en el bienestar emocional y la salud mental de las mujeres, en procesos de duelo, en el abordaje de la depresión y en el apoyo a familiares de personas con adicciones. Estos espacios han permitido explorar con profundidad los malestares del siglo XXI —la soledad, la autoexigencia, la desconexión emocional y la dificultad para pedir ayuda— desde una mirada compasiva hacia las partes heridas que todos llevamos dentro.
A lo largo de estos años, hemos comprobado que cuando las personas se reúnen en un entorno de respeto y confianza, el grupo se convierte en un verdadero sostén
terapéutico y en una fuente de transformación compartida. Lo que se crea allí trasciende el acompañamiento individual: es una experiencia de comunidad, de resonancia y de aprendizaje colectivo.
En un sentido más amplio, la psicoterapia grupal también cumple una función social y cultural: revaloriza el poder de lo colectivo en una sociedad que tiende al individualismo. El grupo se convierte así en un espacio de encuentro donde el sufrimiento compartido se transforma en aprendizaje, y la vulnerabilidad en fortaleza.
Como señala Yalom (2005), “el grupo cura porque somos, esencialmente, seres relacionales.” Esta dimensión vincular, que trasciende la técnica y se ancla en la experiencia de comunidad, constituye quizás el beneficio más profundo de la psicoterapia grupal: reencontrarse con los otros para reencontrarse consigo mismo.
Fabiola Ledesma y Natalia Mondaca.
Psicólogas Colectivo Casafen
Co- Fundadoras de Psicología Donde Estés Co-Terapeutas Psicoterapia Grupal
Referencias
American Psychological Association. (2019). Group therapy: What you need to know. APA. https://www.apa.org Yalom, I. D., & Leszcz, M. (2005). The theory and practice of group psychotherapy (5th ed.). Basic Books. Rosendahl, J. et al. (2021). The American Journal of Psychotherapy, 74(2).

