Leía estos días el relato de la escritora argentina Samantha Schweblin sobre su abuelo Alfredo Vincenzo, artista grabador, y su “entrenamiento como artista”, mostrando el efecto positivo de un abuelo en su nieta; la relevancia en nuestra vidas de lazos significativos a cualquier edad, tal como muestran Waldinger y Schulz, 2023. Esto venía a sumarse a la preparación sobre el Ciclo 2025 del Grupo interdisciplinario Vejeces en Casa Fen y las variadas consultas de psicoterapias individuales por las crisis esperadas – o no- en cierta edades, vividas como malestares o, problemas de salud mental. Y la aparición de nuevos enfoques (de salud, de la psicología, de la gerontología) para abordar los cambios y los dilemas de desarrollo de cada etapa.
En este contexto actual he considerado poner el foco – sinóptico- en las crisis de los 40s y los 60s, crisis definidas como “cambio profundo y de consecuencias importantes en un proceso o situación, o en la manera en que estos son apreciados” (RAE) que dan cuenta de ciertas variaciones epocales – en lo que desde la psicología del desarrollo se ha planteado sobre las etapas de la vida. Sujetas no sólo a determinantes culturales sino también a cambios contextuales, que resultan gravitantes, especialmente en las últimas décadas. E interesantemente pueden constituirse en crisis correlacionadas que interpelan a generaciones que interactúan, entre otros, por la presencia de hijes para les jóvenes y nietes para las personas mayores.
Los ciclos de la vida en la Psicología evolutiva clásica postulan el desarrollo humano por la presencia de 4 grandes etapas y sub-etapas, tales como la niñez, la adolescencia, la adultez y la vejez, que pueden considerarse simplemente paso de una etapa a otra, situadas bajo mandatos socioculturales, expresados en cada familia de modo singular, pero también bajo estándares de clase social, procedencia étnica, entorno geográfico, entre otros.
Siguiendo la idea de las Fases o etapas, en la edad adulta se presentan las siguientes definiciones de esta parte del ciclo.
“Reevaluación de la mitad de la vida. Entre 40 a 60 años. Lucha por hacer el trabajo y la vida más significativos. Crisis de la madurez.
Liberación. 60 a 75 años. Las intenciones creativas se nutren de nueva libertad personal tanto interna, psicológica como externa.
Resumen. Más de 70 años. Búsqueda de un significado a la vida, mirando atrás, resumiendo y devolviendo (…) Fuerte sensación de ser “guardianes de la cultura”.
Todavía. Más de 80 años. Deseo de hacer una declaración final o de terminar los asuntos aplazados. Motivación por el deseo de afirmar la vida y celebrar el lugar propio dentro de la familia, la comunidad y en el ámbito espiritual” (En Cruz Jentoft).
En las nuevas expresiones de los ciclos, dados en la práctica clínica, así como en la revisión de estudios y libros, podemos descubrir temas “viejos “ y nuevos focos que marcan las vivencias de las personas y grupos. Así vemos, en los 40s, por ejemplo, en mujeres en estas edades resuena recurrente los temas vinculados a derechos sexuales y reproductivos, la más clara opción de no tener hijos, la aparición de la denominada perimenopausia -como problemática de las mujeres- definido más recientemente, los procedimientos de fertilizaciones, el peso y el predominio de estilos tales como “crianza respetuosa”, tener o no parejas, las opciones sexuales, entre otras temáticas. Y en los varones decisiones semejantes sobre optar por no tener hij@s, y sí tenencia de mascotas y las definiciones y discusiones sobre nuevas masculinidades. Y para ambos géneros, las inquietudes ambientales en sus agendas, los modos de resolver conflictos y afrontar las posibles violencias en las interacciones.
En los 60 años y más. Para personas en estas edades están muy presentes los temores sobre la vejez, las nociones de cuerpos que envejecen, las jubilaciones y el empobrecimiento financiero, las pérdidas “sociales”, por ejemplo, trabajos y redes; las enfermedades y muertes de cercanos mayores: Junto a la evaluación de los vínculos de parejas; el impacto de las soledades y las posibilidades de resignificar los rumbos, son algunos de los tópicos que van generando inquietudes, en casos más intensos aislamiento, depresiones y enfermedades. Las revisiones y balances, incluidos la idea de legados y la respuesta a ¿qué me da sentido existencial? en estas edades, son parte de las estrategias y pasos a seguir.
En términos conceptuales ha habido un rico desarrollo sobre la vejez y el envejecimiento. Uno de ellos la propuesta de “envejecer con resiliencia” del Dr. Gutierrez, de Cyrulnik y otr@s, entendidos como “las capacidades de hacer frente a las adversidades y recuperarse o volver a un estado de equilibrio, después de episodios adversos.” Considerando recursos propios y sociales de modo de mantener la calidad de vida.
En estas reflexiones, a propósito de caracterizar las modificaciones significativas al Ciclo de vida, un par de datos impactantes en nuestro país: la baja natalidad y el notorio envejecimiento de la población. Acorde a datos INE, se ha reducido la tasa global de fecundidad a 1.3 hijes, la tasa más baja observada en Chile. En tanto, un aumento significativo de población envejecida, un 18,4% (INE;2022), con un ÍndiceIndice de vejez de 79.0 años (INE. 2025.), lo que entraña desafíos para las políticas públicas, para las comunidades, para las familias y las personas.
De otra parte, los momentos de transiciones, de cambios, de mudanzas, que pueden ser experimentados como crisis representan oportunidades de crecimiento si se encara de frente lo que se vive, si se tapan o se niegan probablemente implicarán más sufrimientos emocionales, problemas de salud y la pérdida de posibilidades. Una recomendación es pedir ayuda si se encuentran deficitarias las posibilidades de adaptación y transformación.
Y una línea de desarrollo a potenciar: recuperar las posibilidades intergeneracionales. En este plano cultivar la Abuelidad como red de apoyo, no como sustitución de cuidados de padres y madres, como espacio de intercambio vital y de encuentros entre generaciones, en la perspectiva de los cuidados, como tarea social y no solo tarea individual y afectiva.
Referencias bibliográficas:
Cruz Jentoft.Alfonso: “La vejez positiva” Ed El Ateneo,2025
Cyrulnik B y Ploton,L, (coordinadores): “Envejecer con resiliencia”. Gedisa editores.2018
Walinger, R. y Schulz, M : “la buena vida”. Planeta. 2023
Excelente y documentado artículo!
Gracias, Adriana!