Tu cuerpo, tu hijo
Quienes hemos tenido la bendición de poder criar niños hemos aprendido que hay algo que ellos necesitan para estar bien: rutina. Un niño necesita dormirse a la misma hora, con sus mismos monos de peluche, comer regularmente lo que le es habitual y en la cantidad apropiada para su tamaño de estómago (ojo madres con “criterio campesino”). Necesita sus rituales para prepararse ante diversos eventos del día (jugar, guardar los juguetes después, canciones especiales para cepillarse los dientes, acostarse, etc.).
Pues lo mismo le ocurre a tu cuerpo.
La medicina china concibe al hombre como un eslabón en conexión con la tierra y el cielo. Nuestra salud y nuestra enfermedad dependen de cuan capaces seamos de seguir los ciclos de la naturaleza. Esto, que puede sonar “esotérico”, en realidad es muy concreto. Debemos cambiar nuestra manera de abrigarnos entre el verano y el invierno. Nuestro ritmo de actividad debería ajustarse tanto como sea posible a la luminosidad del día según la estación. Las cosas que comemos deberían ser, óptimamente, de la estación en que nos encontramos. Y así sucesivamente. Según esta óptica, seguir estos ritmos es la base para estar fuertes, sanos y alegres. En China he visto viejitos que están mejor que usted y que yo juntos y cuando les pregunto por su secreto me responden cosas como “…llevo 57 años practicando taiji en este mismo rincón del parque todos y cada uno de los días de la semana …”. Rutina, costumbre, ritmos.
Sin embargo, siempre me sorprende que al entrevistar mis pacientes Santiaguinos por primera vez escucho cosas como: “…ah…eso es bien variable. A veces tomo desayuno, a veces no…” o “…eso depende, a veces voy al gimnasio y a veces no…” o “ … a veces me tomo los remedios, pero otras se me olvida….”.
Ciclos, ritmos, previsibilidad. Esa es una de las claves en medicina china. Trate a su cuerpo como trataría a un hijo. Dele comida y dele tiempo para digerir también. Dele ejercicio a ciertas horas (las de la mañana son las mejores) y dele descanso después. La razón de todo esto es que nuestra energía vital, llamada qì o 氣,fluye por el cuerpo de manera similar a las mareas del océano. Es decir, es un proceso de ascenso y descenso de caudal por cada circuito energético. No es un proceso de “encendido” y “apagado “. Lo que propongo es que sincronicemos nuestro modo de vida a nuestro modo de circulación energética, siguiendo hábitos regulares, suaves, gentiles y constantes.
Pero como la vida es yin y yang, de vez en cuando despéinese un poco y sálgase de la rutina. Eso también es parte del aprender a ser feliz.
Magister en Medicina China, mención Acupuntura.
Casa Fen / Centro Shendao
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