Como ya se ha transformado en costumbre por estos días, a través de una teleconferencia, el psicólogo de la Universidad de Salamanca, España, Miguel Pérez Fernández, expuso recientemente un Decálogo para lidiar con el aislamiento profesional y personal en el contexto de la crisis sanitaria mundial por la pandemia de Covid-19.
Ana Cáceres/M, psicóloga de CasaFen, desglosa y comenta a continuación cada uno de estos 10 consejos propuestos por el destacado profesional.
1- La casa no es tu cárcel, es tu salvación.
En casa los riesgos disminuyen. El futuro ha entrado en pausa, pero hay ventanas de esperanzas. Es preciso activar una gran dosis de paciencia en la vida cotidiana actual.
Esto es así para miles de personas que pueden realizar las cuarentenas requeridas por las autoridades y realizar, por ejemplo, trabajo a distancia. “Sin embargo, para grupos de mujeres, niños, niñas y adolescentes, sus casas siguen siendo zonas de riesgo y, para ello, hay que considerar los servicios que puedan facilitar las autoridades, por ejemplo,Salud Responde (600 360-777 Fono Infancia y las ONG´s que prestan protección y apoyo, entre ellas, Línea Libre (1515) , así como las redes comunitarias”.
2 - No puedo controlar todo porque todo es inmenso.
Disfrutar cada momento, del aquí y ahora, atesorar cada instante del día, crear los propios mundos y ayudar a quienes nos rodean.
Lo que requiere abrirse a nuevas formas de habitar el mundo, reconocer la relevancia del estar presente en cada momento y asumir que nuestros controles son relativos. El espacio donde hay más posibilidades de decidir está a nuestro alcance, “es decir, en el modo cómo tomamos decisiones en lo cotidiano, respecto de nuestros hábitos o de cómo graduamos nuestras pasiones y de cómo interactuamos, de cómo abordamos la crisis día a día”.
3 - Los espacios han cambiado: ahora todo está en casa.
Las casas, además de nuestros hogares, son ahora nuestras oficinas, aulas de formación para hijos y para nosotros mismos. También pueden ser por estos días lugares de juegos, salas de cine y salones de baile. Hay que idear como se convive en estos nuevos espacios.
Efectivamente tenemos la posibilidad de convertir nuestra casa en un lugar amable, flexible y donde cada persona que la habita pueda asumir sus tareas de acuerdo con sus edades intereses, necesidades y al bienestar de ese colectivo. Es ideal incluir en el universo de la casa la oferta cultural y artística disponible en internet. La invitación es la misma para quienes viven sol@s.
4 - Necesitamos nuestras rutinas.
Esto implica vestirnos para vivir cada día, planificar horarios, espacios y tareas de lunes a viernes, con planificación diferenciada para el fin de semana.
Y asumir que el “trabajo a distancia” tiene otros ritmos. Incluye pausas cada 45’ si se hace “teletrabajo”. Las rutinas que se adopten es una organización necesaria para disminuir las ansiedades y proveer de bienestar diario.
5 - Marcarnos metas.
Establecer objetivos realistas para esta etapa que se materialicen en las metas de cada día. Hoy se construye el mañana.
Objetivos que se vayan logrando, que tengan algún sentido y proporcionen alguna satisfacción: todo ello incentiva a seguir. Así, por ejemplo, armar una huerta pequeña, juntar semillas, aprender un nuevo oficio, realizar un curso online son expresiones de decisiones del presente que tiene efectos posteriores.
6 - Somos humanos y no máquinas.
Gestionar nuestras emociones, incluidas nuestras flaquezas, dejar de pensar permanentemente en la crisis, dosificar información, aligerar el espíritu y afrontar los posibles conflictos.
Esta crisis pone en evidencia, entre otros aspectos, nuestras fragilidades, nuestros recursos, el modo como hemos vivido -medio extrañados de nosotr@s mism@s- y la importancia de atendernos, de acoger nuestra humanidad y de seguir creciendo sin dejar de asumir la develación de situaciones que no nos gustan y que podemos modificar. Abre la alternativa de pedir ayuda especializada si se requiere, ya sea para dolencias físicas como para dolencias del alma.
7 - No perder la soledad.
Diseñar, según las circunstancias, posibilidades de soledad.
Bajo los sistemas que hemos vivido, la soledad y el encuentro con un@ mism@ parecieran ser bienes escasos. Y en estos tiempos de aislamiento esa conexión personal es tan importante como los momentos de interacción, incluidos los contactos virtuales, que pueden ser más frecuentes.
8 - Los asiáticos dicen que una crisis en una oportunidad.
Es el tiempo de dedicarse a hacer lo pospuesto, hacer ejercicio físico, ordenar closets, aprender recetas nuevas, dedicarse a la música, caminar en el hogar, arreglar la casa, aprender bailes nuevos. La crisis es una crisis global.
Así es, porque crisis tiene un doble significado: oportunidad y riesgo. Y habrá que atender a ambos, los riesgos de quedarnos atascad@s, de no adaptarnos a este gran remezón en curso y la oportunidad de hacernos mejores, de aportar granos de arena a las comunidades en las que nos insertamos. A probar estilos de vida más sencillos.
9 - El ocio es imprescindible.
“El dulce no hacer nada” está permitido. Incluye reírse por lo menos 5 minutos al día. Incentivar las emociones positivas.
Sometidos a exigencias internas y externas, la mayor parte del tiempo hemos estado corriendo. La crisis actual obliga a parar, a escuchar, a atender, a cuidar-nos. Y eso incluye darle descanso y bienestar a nuestro cuerpo, reposo a nuestra psiquis.
10 - Además de tener una familia, tenemos una profesión.
“Este tiempo es una carrera de fondo y no sabemos cuándo termina”, por ello reforzar las habilidades profesionales, los saberes, las posibilidades de formarnos en algunos temas.
Una profesión, un oficio, aquello que nos ocupa laboralmente y que incluso pudiera redefinirse por estos días. Considerando, en cualquier circunstancia, aquello que tenga sentido para cada persona.
Como se puede apreciar, se trata de un decálogo sencillo pero muy útil para afrontar los aislamientos actuales -forzados por la crisis sanitaria- y para potenciar el crecimiento personal y profesional junto a otr@s con los cuales compartimos la vida y/o proyectos más colectivos.
¡Vamos que se puede!