La Salud Mental es un área controversial dentro de la Medicina y el ámbito de salud en general.
A lo largo de la historia la salud mental ha tenido diversos espacios, generalmente más relacionados con la vida espiritual de los pueblos, y con diversas definiciones acorde a los contextos sociopolíticos de cada época y lugar.
En las cosmovisiones y medicinas ancestrales se tiende a ver al ser humano como un todo físico-emocional-espiritual, no así en el desarrollo de la Medicina Occidental, en que hay un momento de quiebre. Lo físico es visto por la Medicina, y lo «intangible» (emociones, espiritualidad) se le deja a la Religión, siendo la Salud Mental dejada de lado.
Recién en el siglo XVIII es que comienza la reintegración de la salud mental al sistema de salud, y a lo largo de esta ocurren avances como la «liberación de los locos», pero también múltiples situaciones de abuso y crueldad.
El desarrollo de fármacos específicos en Psiquiatría sólo comienza en los años 50, con medicamentos que finalmente logran controlar síntomas graves, pero con muchos efectos secundarios.
Desde entonces, ha habido grandes avances tanto en lo farmacológico como en el enfoque que se da hacia los tratamientos integrales en Salud Mental. Lamentablemente queda mucho camino para sanar esta historia, siendo muy habitual que hasta el día de hoy, la población tenga muchas ideas erróneas y desconocimiento acerca de lo que el equipo de salud mental puede ofrecer.
Esta pretende ser una pequeña ayuda para informar acerca de algunas ideas habituales que junto a otrxs compañer@s hemos podido detectar, y que es importante aclarar.
1. «Debería poder salir de esto sola/solo» «es solo cosa de voluntad»
La enfermedad mental se ha considerado por mucho tiempo como algo etéreo, que está en el aire, que no existe, ya que no la podemos ver en un examen como por ej. una fractura en una radiografía.
La depresión, los trastornos ansiosos, las crisis de pánico, el TOC, por mencionar algunos, son desregulaciones de nuestro equilibrio orgánico o enfermedades reales, que ocurren en nuestro cuerpo con alteraciones biológicas tangibles y otras veces más sutiles y difíciles de objetivar, pero no por eso menos importantes en nuestra experiencia vital. Nadie me pediría sanar de una Neumonía por «voluntad», por lo menos tendré que hacer reposo, quizás usar antibióticos y Kinesioterapia respiratoria. Aquí ocurre lo mismo, identificar cual es el tratamiento que necesito puede variar según la intensidad y características del cuadro psicológico o psiquiátrico que se enfrenta, pero hay más posibilidades de sanar si hago un tratamiento adecuado, guiado por un(es) profesional(es).
No es raro escuchar comentarios como «yo nunca me traté y me pude mejorar», lo cual está perfecto para quien así lo ha vivido, pero no significa que ese sea el mejor camino, el único, ni el posible o adecuado para todas las personas.
2. «Tener una enfermedad mental es que soy débil»
No, ninguna enfermedad define a una persona.
Es el resultado de una desregulación de nuestra biología, en que influyen muchos factores desde lo biológico-genético. Niveles de estrés, crianza y vínculos, hábitos, traumas psíquico, nuestra alimentación, el estado de nuestra microbiota, el sueño, el entorno sociocultural en que se desarrolla nuestra vida, si nos movemos, como y cuanto, durante el día, las posibilidades y acceso a actividades entretenidas, la polifarmacia, desequilibrios endocrinológicos, enfermedades virales o bacterianas, el entorno laboral y un sinfín de otros aspectos, por mencionar algunos.
Entonces, la enfermedad mental «no está en la cabeza» como se puede decir coloquialmente, ocurre en un organismo completo, con un sistema nervioso único, en un contexto psicosocial específico.
No podemos verlo en la lógica causa-efecto, ya que hay una multifactorialidad en su génesis, incluso teniendo un factor estresor evidente.
Para alguien puede tener mucho peso la carga familiar de enfermedad, para otro el enfrentar un evento traumático grave. En cualquier caso habrán múltiples factores que entran a influir tanto negativa como positivamente, y un adecuado tratamiento puede ayudar en entender mejor los mecanismos que llevan a enfermar, conocer mejor mis vulnerabilidades y fortalezas, así como la mejor manera de enfrentar este cuadro.
3. «Los psiquiatras/psicolog@s son para los locos»:
El concepto popular de locura se relaciona con la pérdida de contacto con la realidad, o con lo que en la psiquiatría denominamos como Psicosis. Estos cuadros existen, y están dentro de lo que denominaríamos como trastornos graves, que se pueden expresar en el contexto de diversas patologías, ya sea en forma breve o prolongada. Respecto a ello es importante hacer algunas aclaraciones:
- Primero que todo, destacar que los cuadros psicóticos son un porcentaje menor dentro de los trastornos psiquiátricos. En la mayor parte se tratará de cuadros depresivos, ansiosos, reactivos, etc. Estos cuadros pueden tener distintos niveles de mayor o menor gravedad, y si bien afectan el funcionamiento de la persona, es posible que el resto de la gente de su entorno, no pueda verlo, y solo la persona afectada pueda notar el malestar que ello le significa en distintas áreas de la vida.
A la vez, NO todo síntoma psicoemocional significa una enfermedad psiquiátrica, es normal sentir todo tipo de emociones, que en ciertas circunstancias puede vivirse como difíciles de enfrentar y provocar mucha confusión. Ante esta situación, el consultar a un@ profesional adecuado puede ayudar tanto a definir si es una condición de enfermedad o no, así como orientar sobre la necesidad de un tratamiento. - La psicosis no es una enfermedad única, se puede dar en distintos diagnósticos, la pesquisa y tratamiento precoz tendrá un gran peso en su evolución, pudiendo ser desde una situación única y recuperable, hasta un cuadro prolongado pero manejable.
- Independiente de la gravedad del caso, hoy en día tenemos acceso a tratamientos multidisciplinarios que mejoran sustantivamente el pronóstico de los trastornos psiquiátricos graves.
4. «Si voy al Psiquiatra me van a llenar de remedios«
Los medicamentos son una herramienta habitual en nuestra Medicina, por lo que es posible que sea necesario utilizarlos cuando se hace un diagnóstico de enfermedad.
Cada psiquiatra puede tener sus estrategias, pero existen protocolos que son estandarizaciones de tratamientos ante distintos diagnósticos, que tienden a potenciar un uso racional de los medicamentos y evitar la polifarmacia mientras sea posible.
Por otro lado, salvo en situaciones excepcionales, el tratamiento farmacológico no es forzado, si te lo indican es importante que puedas preguntar al respecto. Informarte acerca de pros y contras de un fármaco, qué puedo esperar de esa indicación, eventuales efectos secundarios, tiempos probables de tratamiento, y otras dudas que te puedan surgir al respecto, y así tomar una decisión informada.
5. «Si empiezo a usar medicamentos los necesitaré para toda la vida«:
Un tratamiento farmacológico bien indicado y con la supervisión adecuada, habitualmente tiene un tiempo predeterminado (al menos aproximado).
Es cierto que los esquemas de medicamentos en psiquiatría tienden a ser más largos que en otras especialidades, mas no significa que será de por vida.
En algunos casos se indican fármacos para manejo específico de alguna molestia, lo que puede ser por tiempos breves. En otras ocasiones por ejemplo como ocurre en una Depresión, es necesario mantener por algunos meses, uno o más años las indicaciones, y en la medida que haya una recuperación, plantear la suspensión del tratamiento. Pero también, y como ocurre en otras enfermedades crónicas en Medicina, existen casos que pueden requerir un tratamiento más prolongado e incluso de por vida, no siendo esto la regla.
6. «Cuando logro estar bien es solo por los medicamentos, ¿quiere decir que dependo de los fármacos?»
Los medicamentos en Psiquiatría pueden actuar a muy distintos niveles, y producen efectos en nuestro sistema nervioso ayudando a mejorar en algunos aspectos los síntomas que presente, por ejemplo disminuir la ansiedad, mejorar el ánimo, ayudar a dormir, entre otros. Los medicamentos no hacen cambios en el sentir más profundo, no arreglan mis problemas, no modifican mis hábitos, no sanan mis relaciones. Y si bien pueden permitirme estar en mejores condiciones para enfrentar factores como estos, si no hay un trabajo real en modificar los factores estresores, hábitos perjudiciales, procesos mentales, etc, que me llevan a enfermar, siempre habrá la tendencia a repetir esos patrones. Esa es la importancia de un tratamiento integral que abarque nuestra salud mental desde todas sus dimensiones.
Si bien hay fármacos con potencial adictivo, solo algunos grupos de medicamentos, que es importante conocer, tienen este riesgo, lo que debería ser informado por tu médico tratante y si tienes dudas, puedes preguntarlo. Bien usados, supervisados, por los tiempos adecuados, se disminuye este potencial riesgo, que es uno de los grandes problemas de la automedicación.
La mayoría de los medicamentos en psiquiatría no tienen este potencial riesgo, también es cierto que se usan por tiempos más prolongados, y si son sacados bruscamente pueden traer síntomas de retirada que muchas veces son percibidas por el usuario como «depender» de este.
7. «Cuando me siento bien significa que puedo dejar los medicamentos«
Siguiendo en la línea anterior, los tratamientos en psiquiatría necesitan tiempo para comenzar a hacer efecto, lograr su efecto óptimo, y mantener este por el tiempo adecuado permitiendo mayor estabilidad. Al suspenderlo «cuando me siento bien», sin tomar en consideración todos los demás factores que puedan influir y la etapa de mi tratamiento, hay mayor riesgo de recaer en el cuadro previo, o no haber mejorado suficientemente.
Así como estos comentarios, existen muchos otros que muestran los temores, prejuicios, y desconocimiento que aún existen en nuestra sociedad, y aquí la importancia de abrir estas temáticas.
El solo hecho de consultar requiere un gran coraje por parte de quien lo hace, hacer frente a sus miedos, y permitirse pedir ayuda es un gran paso.
Un tratamiento integral en salud mental es un camino que requiere de tiempo y paciencia (tanto del consultante como sus tratantes), para realmente ser un proceso que genere cambios importantes en nuestra experiencia vital.
Diana Poblete, médico psiquiatra y acupunturista, con colaboración Equipo Salud Mental CasaFen