Positividad Tóxica - CasaFen

Positividad tóxica

¿Has escuchado hablar de positividad tóxica

Parece raro que la positividad pueda ser algo negativo, pero resulta que si pudiera llegar a serlo. 

Este concepto se refiere a una tendencia a promover y ensalzar las emociones placenteras (o fáciles como plantean algunes) y los sentimientos asociados al bienestar como los únicos que debiéramos experimentar. El ideal de estar siempre bien, “sé feliz ante todas las circunstancias”, “busca el lado positivo” de cada experiencia o suceso, “acepta todo porque todo tiene un propósito en tu vida”, “no estes triste”, “no vale la pena enojarse” y tantas otras frases de este tipo que abundan en las redes sociales y en las conversaciones. 

La positividad tóxica es la imposición del pensamiento positivo como mecanismo de enfrentamiento a los problemas o dificultades de la vida; la expresión de sentimientos o pensamientos difíciles está vetada, se promueve que nos enfoquemos exclusivamente en lo positivo y que siempre se puede encontrar el lado positivo a las vivencias. Promueve que nos ajustemos a este ideal de vida en que todo funciona (y si no, es por alguna razón que en el futuro entenderás), todo es bueno para tu vida (aunque no lo parezca en absoluto) y sobre todo a que siempre debes sentirte feliz por estar vivo y por la vida que tienes. 

Jamie Long, psicólogo clínico y copropietario de The Psychology Group, señala que “cuando la positividad se usa para encubrir o silenciar la experiencia humana, se vuelve tóxica. Al rechazar la existencia de ciertos sentimientos, se crea un estado de negación y emociones reprimidas”. Es la negación de aspectos claves de la vida humana, invalidándose emociones que han sido, y siguen siendo, claves para la evolución.

Se promueve una invisibilización de emociones y sentimientos que forman parte natural del repertorio humano, que son parte de la experiencia humana; y además al negarlas, dificulta que se pueda buscar ayuda en caso de ser necesario. Ejemplo de esto es cuando alguien está triste, o incluso deprimido, pero no puede decirle a nadie de sus cercanos, porque de vuelta recibe “no estés triste… tienes una buena vida, no deberías sentirse así…tranquile, ya se te va a pasar…piensa en las cosas buenas”; lo más probable es que esa persona empiece a cerrarse emocionalmente, diga que siempre está todo bien y oculte su sentir, pudiendo incrementarse la posibilidad de desarrollar un cuadro depresivo que también quede enmascarado y sin tratamiento. Sabemos a dónde esto puede llevar.

Pareciera ser que hemos perdido la capacidad de integrar todo el abanico de emociones en nuestras vidas, y que no solo nos cuesta vivenciar emociones displacenteras o difíciles (Es más, muches aún hablan de emociones “negativas” cuando se refieren a la gama relacionada con la rabia, el miedo y la tristeza), sino que tampoco sabemos qué hacer cuando otra persona nos comenta estar pasando por una situación difícil y/o dolorosa; ahí entran nuestras frases antes citadas.

La rabia, la frustración, el miedo son emociones básicas que han permitido el desarrollo y evolución de las personas al impulsar respuestas de sobrevivencia claves. La rabia nos informa que nos estamos sintiendo pasados a llevar, que nuestros límites han sido traspasados y nos puede movilizar a establecer límites claros; el miedo nos informa que hay peligro percibido y nos puede paralizar o movilizar a buscar resguardo, protección; la frustración se siente cuando nuestras expectativas no se cumplen, nos invita a revisar nuestras expectativas y ajustarlas a la realidad. Y así cada emoción nos puede dar información muy importante de nuestras vivencias

Por otra parte, la desesperanza, el desánimo, el pesimismo y otros sentires muchas veces reflejan un posible trastorno de estado de ánimo, o bien una respuesta a una situación de vida. Negarlos y/o invalidarlos deja a quien lo siente en mayor sensación de “rareza”, y podría dificultar buscar ayuda y favorecer el encapsulamiento de sus emociones y sentimientos.

Se confunde el cultivar una actitud positiva frente a la vida, con la positividad tóxica, aquella en que independiente de las circunstancias debo sentirme bien, feliz, satisfecho, agradecido…

¿Debería estar agradecide si alguien me acaba de chocar? ¿O si un ser querido muere? ¿O si sufro una situación de abuso (sexual, laboral o del tipo que sea)? 

Todo va a estar bien… Todo pasa por algo… El tiempo lo cura todo… Ya verás lo positivo de esta experiencia… 

La verdad es que hay veces en que las cosas pasan por mala suerte nomás, y aunque pase mucho tiempo puede seguir doliendo, hay veces donde no todo va a estar bien y experiencias donde lo único positivo sería no volver a vivirlas. En el mundo real, todas las emociones tienen cabida, y a veces viviremos penas, dolores de todo tipo y nos frustraremos pues no salió lo que planeábamos y ya está. Es parte de aquello con lo que tenemos que aprender a lidiar, para que en el balance podamos vivir la felicidad.

Sostener una actitud positiva en general, ser optimista frente a la vida se relaciona más bien con enfrentar las dificultades y dolores desde la comprensión de que posteriormente une puede volver a sentirse bien. Se relaciona más con la esperanza de que, luego de transitar por el dolor y/o las emociones difíciles con todo lo que dicho proceso implique, podemos nuevamente sentirnos en bienestar con la vida.

Experimentar la vida como un proceso donde el camino, aunque no siempre agradable o perfecto es en sí mismo el propósito. Pues cuando lleguemos al final no llegamos a la meta, sino que más bien se acaba la existencia. 

Quintero, S. y Long Jaime. (s.f). Toxic Positivity: The Dark Side of Positive Vibes. https://thepsychologygroup.com/toxic-positivity/

Psi. Andrea Bosco

3 comentarios en “Positividad tóxica”

  1. Eliana Arias Valderrama

    Excelente artículo, creo que se nos enseña a enmascarar lo que realmente sentimos y también aprendemos a no defender nuestros argumentos, sino más bien acatar la mayoría o a la autoridad. Si no estoy bien, me esfuerzo por mostrar lo contrario……. por el bien de, los hijo, los padres, el esposo, la familia, etc para que no piensen que soy una amargada o complicada o esto o lo otro y así se nos puede ir la vida sin «sentirla».

  2. Muy de acuerdo con el artículo. Soy terapeuta en Flores de Bach y me sorprendo de escuchar este relato en la mayoría de mis consultantes. No se sienten validados por su entorno en relación a sus procesos de revisión emocional. Generalmente viven su depresión o situación de tristeza muy solos y sin contarles a los cercanos por lo que están pasando.
    Gracias por la publicación. Muy atinente a los tiempos.

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