Caminar, respirar, cocinar, buscar contacto con otra persona, hacer algo cotidiano que te guste.
Cuando las diversas imágenes, estímulos, personas u otras señales, ruidos u olores nos generan reacción, volver a proponerle al organismo algo que te muestre que estás bien (es normal que nuestro sistema se active y ponga en alerta por querer protegernos).
Démosle señales de seguridad al organismo -que siempre buscará cuidarnos- para no estar a la merced de su respuesta y enseñarle nuevos posibles caminos, más desde el presente, lo empático y autorregulado.
Recuerda tus propias herramientas de autocuidado y úsalas; si meditas, bailas, respiras, rezas, realizas alguna práctica corporal, puedes compartir cariño y/o humor, ¡Aprovéchalas!
Si necesitas ayuda para esto, pídela.
Acoge tus propias inquietudes y emociones, y la de otrxs también, porque tienen una razón de estar y son parte de las muchas maneras en que nuestro organismo busca cuidarnos.
Juntarse como comunidad, organizarse, colaborar, escucharnos y ayudarnos, en la medida de nuestras posibilidades. Busquémonos, saludemos, abracémonos (a veces de cerca o incluso desde el gesto) y preguntemos cómo estamos. Colaboremos entre todxs.
Podemos mirar menos noticias (que ponen alerta al cuerpo también, que no diferencia entre lo real y lo que nos pasa realmente).
El preocuparnos por otrxs también construye calma y empatía, somos mamíferos sociales y compartir es también parte de nuestras estrategias de resiliencia y bienestar.
Gracias por estar".