Si bien a nivel mundial, el envejecimiento de la población ha sido reconocido como uno de los logros colectivos más extraordinarios dado el aumento de la esperanza de vida, ya aparecen las primeras evidencias de que esto podría ir en retroceso, en parte debido a nuestro estilo de vida contemporáneo, el cual ha mermado la calidad de vida de la población.
Junto con el aumento en la esperanza de vida, el perfil epidemiológico a nivel mundial también se ha ido transformado, pasando de un predominio de las enfermedades infecciosas a principios del siglo XX, a una combinación de patologías transmisibles y no transmisibles, con un claro predominio de estas últimas en la actualidad.
Se estima que, en el año 2019, 71% de todas las muertes a nivel mundial fueron debido a enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT).
El término, enfermedades no transmisibles se refiere a un grupo de enfermedades que no son causadas principalmente por una infección aguda, dan como resultado consecuencias para la salud y crean una necesidad de tratamiento y cuidados a largo plazo. Y que tienen en común la presencia de una inflamación crónica y persistente.
Podríamos nombrar a modo de ejemplo; las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, las enfermedades respiratorias crónicas y enfermedades metabólicas como la diabetes mellitus.
De hecho, estos cuatro grupos de enfermedades son responsables de más del 80% de todas las muertes prematuras por enfermedades crónicas no transmisibles.
Ahora, al hablar de la inflamación aguda, esto es una situación que la mayoría de las personas conoce e identifica fácilmente.
Esto es porque se manifiesta con un conjunto de síntomas que podemos observar en forma evidente, cómo son el aumento de volumen, el dolor, el calor local, enrojecimiento etc.
Esta inflamación aguda puede aparecer en distintas circunstancias; por ejemplo en algún accidente, en un esguince de tobillo o podría verse también en una herida o en una inflamación por algún virus respiratorio o intestinal. En todos estos casos, sería de carácter transitorio y autolimitado y tendría como objetivo defender al organismo de los agresores externos.
A diferencia de la inflamación aguda; existe la inflamación crónica. Esta es silenciosa, ya que no muestra los signos descritos y está ocurriendo dentro de nuestro organismo a nivel celular en forma persistente. Y está dañando y desequilibrando nuestro estado de salud en forma progresiva.
Habitualmente esto no ocurre en un organismo sano y equilibrado; sino en un organismo que está con una patología o enfermedad crónica.
Muchas veces, nos quedamos sólo con la etiqueta del diagnóstico, sin considerar que nuestro organismo pudiese estar en un estado inflamatorio crónico y que le podemos ofrecer diversas herramientas para disminuir y regular dicha inflamación nociva, lo cual puede favorecer a la condición de base y en forma evidente estado de salud general y calidad de vida.
¿Quiénes por ejemplo pueden estar con una inflamación crónica?
Personas con:
- Alteraciones metabólicas: Hipertensión; pre diabetes o diabetes, enfermedad cardiovascular, resistencia a la insulina etc.
- Condiciones autoinmunes (como la tiroiditis de Hashimoto; artritis, lupus; psoriasis entre otras)
- Condiciones o enfermedades alérgicas e inmunológicas; las cuales muchas veces tienen su origen o están íntimamente relacionadas con alteraciones de la microbiota intestinal o disbiosis intestinal.
- Enfermedades degenerativas como la artrosis, o neurodegenerativas como el deterioro cognitivo, demencia, Alzheimer.
- Estrés crónico (físico y/o emocional) y que no han tenido mecanismos eficientes para lidiar con ese estrés.
Todas estas condiciones y patologías crónicas, que son tan comunes, están ligadas a esta condición de inflamación crónica silente.
Es por esto que en Medicina Integrativa, hacemos un análisis más acucioso, a través de la entrevista médica que incluye la historia y estilo de vida de la persona, y de los exámenes que solicitamos a cada consultante.
Es muy probable que inicialmente la persona no tenga una enfermedad diagnosticada en forma tradicional, pero al ver su estilo de vida, su estado emocional, relación con el estrés, exposición ambiental o tóxicos a lo cuales ha estado sometido, y los resultados de estos exámenes, nos hace pensar que los síntomas que presenta la persona, podrían deberse a un estado pro inflamatorio de ese organismo o que ya está instalada la inflamación crónica silente.
Es así como más que solamente paliar o aliviar los síntomas, lo que tratamos de hacer, es darle al organismo estímulos, nutrientes; antioxidantes, moléculas que sean necesarias para que podamos resolver esta inflamación crónica y volver al estado de salud, equilibrio y autorregulación, o prevenir que esta se manifieste como una enfermedad.
En forma simultánea, es fundamental abordar los estilos de vida saludables para resolver la inflamación; ya que el origen de este problema también está ligado íntimamente a algunos estilos de vida no saludables contemporáneos que perpetúan este estado inflamatorio crónico.
1. Naciones Unidas. Envejecimiento de la población mundial 2019. Departamento de Asuntos Económicos y Sociales. Naciones Unidas Nueva York, 2019. Disponible en: https://www.un.org/en/development/desa/population/publications/pdf/ageing/WorldPopulationAgeing2019-Report.pdf [ Enlaces ]
2. Organización Mundial de la Salud. Envejecimiento y Salud. 2018. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/envejecimiento-y-salud [ Enlaces ]
3. Organización Mundial de la Salud. Paquete de Intervenciones Esenciales para Enfermedades No Transmisibles (PEN) para la Atención Primaria de Salud. OMS. 2020. Disponible en: https://www.who.int/nmh/publications/essential_ncd_interventions_lr_settings.pdf [ Enlaces ]4. GBD 2019 Enfermedades y Lesiones Colaboradores. Carga global de 369 enfermedades y lesiones en 204 países y territorios, 1990-2019: un análisis sistemático para el Estudio de carga global de enfermedad 2019. Lancet 2020; 396: 1204-22. [ Enlaces ]
Escrito por Dra. Paula Carrasco
Toda la razón. Tengo una adicción a lo dulce (carbohidratos refinados) y por años cuando mi cuerpo empezaba con dolores y no lograba resolverlo con los tratamientos médicos, lo que hacia era eliminar de mi dieta los carbohidratos refinados y al par de semanas sentía el cambio favorable. Ahora con 62 años, llevo 3 meses sin consumirlos y sigo con dolores. Entiendo que el abuso en el consumo de ellos por taaantos años ya no es tan fácil revertirlo, pero estoy motivada a persevera y confío en que veré los cambios.
Buenas Tardes
Estoy diagnosticada con LUPUS hace casi 7 años y me hace mucho sentido por la sobreexigencia del día a día y mantener una relación sentimental demasiado estresante.