Aunque el cambio climático viene desarrollándose y fue advertido desde hace mucho tiempo, la urgencia sobre el cuidado del medioambiente (pero en serio, de verdad y en forma responsable) es probablemente una de las principales tareas pendientes que el paso de los años le ha dejado a la humanidad, especialmente el 2020, cuya pandemia vino a precipitar todavía más vertiginosamente este proceso.
Pero, ¿qué pasará cuando la pandemia comience a quedar atrás?, ¿qué vendrá el día después de mañana, cuando el SARS-CoV-2 ya esté controlado? ¿Cómo nos aproximaremos hacia el medio ambiente -dando por hecho que habrá algunas personas que lo seguirán haciendo en serio y otras que se habrán convencido de hacerlo- en términos mundiales? ¿Nos volcaremos a recuperar el tiempo perdido o volveremos a vivir tal cual lo estábamos haciendo antes de la pandemia y del último tiempo en el que el cambio climático se nos vino encima y convenció a muchos negacionistas o escépticos?
Avances…
No tenemos respuestas para las preguntas anteriores, por lo que habrá que esperar a cuando lleguen esos momentos para recién vislumbrarlas. Lo cierto es que cada acción, cada cambio de conducta, cada práctica medioambientalmente responsable sirve hoy para generar hábitos tendientes a proteger el medio ambiente. Sobre todo si pensamos que hace tan sólo un mes se cumplieron 5 años de la firma del Acuerdo de París, aquel hito histórico en el que gran parte del mundo se unió para luchar contra el cambio climático, luego de décadas de fallidos intentos, donde la evidencia científica de esta amenaza global se logró visibilizar. En ese pacto los países firmantes se comprometieron ante la ONU a reducir sus emisiones de carbono a modo de frenar el aumento de la temperatura global entre 1,5° C a 2° C en comparación a la era preindustrial.
La realidad…
Pero si bien la temática de la emergencia climática se ha logrado instalar con cierta fuerza a nivel mundial, la evaluación no es la mejor: los países -Chile incluido- siguen sin reducir sus emisiones, por lo que la temperatura se mantiene al alza. Muchas de las construcciones, acuerdos sociales y formas de vivir y relacionarnos como sociedad siguen deteriorando de forma irreversible nuestro medio ambiente, nuestro entorno social y, al mismo tiempo, la capacidad que tienen estos sistemas de autorregularse y recuperarse.
Todas esas prácticas están deteriorando además nuestra salud física, emocional, mental y social, de manera transversal a nuestras creencias, lugares de residencia, raza, género y orientación política. La salud y el bienestar se encuentran situados en un contexto que es invariablemente personal, comunitario, interespecista e interdependiente.
En medio del complejo escenario de crisis sanitaria y climática que estamos atravesando, el impacto que todxs y cada unx de nosotrxs tiene sobre el medio ambiente con sus propias actividades diarias en la emisión de gases de efecto invernadero (GEI), es determinante. Se trata de un impacto que afecta nuestras vidas, sistemas alimenticios, estabilidad social, económica, social y, en definitiva, nuestra misma cultura.
Fue por todo esto que en junio del 2020, nos comprometimos en CasaFen a ser carbono neutrales para el año 2030, es decir, 20 años antes de los compromisos internacionales, Chile incluido. Ser carbono neutral significa lograr que las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), tales como el CO2 (dióxido de carbono), se neteen con una serie de y planes de acción que tiendan a reducir, compensar y/o remover emisiones de la atmósfera. Un desafío ambicioso en el que vimos la importancia que tiene el hecho de participar en el logro de objetivos más exigentes y manifestar esa importancia hacia afuera, adhiriendo a la propuesta que un grupo de Empresas B busca implementar.
Así, de la mano de otra empresa B, Rising Sun, decidimos instalar un sistema de generación eléctrica a través de penales fotovoltaicos. Un granito de arena para avanzar en la descarbonización de nuestra matriz energética también. Vimos que una forma para comenzar este largo camino es reducir nuestro consumo de energía eléctrica y ayudar a través de la autogeneración . El proyecto cuenta con 8 paneles solares y nos permite hoy generar entre 3 y 4 kWh de potencia.
Desafíos…
Pero para poder cumplir con el gran objetivo de llegar a ser carbono neutrales de aquí al 2030, lo que tenemos que hacer es, en el mediano plazo (próximos 2 a 3 años), medir efectivamente cuál es nuestra huella de carbono, “saber dónde estamos parados” y definir muy bien cuál es nuestro impacto. Lo siguiente es preguntarse, cómo logramos, con distintas iniciativas, ya sea energías limpias, reforestación, participar de programas cuya operación capture CO2 de la atmósferay comenzar a trabajar en ello. Esa fue entonces la motivación de comenzar con los paneles solares, pero el objetivo final es lograr algo mucho más grande.
Además, desde fines de noviembre de 2018 hay una nueva ley de energía (Nro. 21.118, Netbilling, que modifica la anterior, nro. 20.571) que incentiva el desarrollo de generadoras residenciales y hace aplicable sus disposiciones a todos los sistemas eléctricos del país.
Este marco legal permite que quienes tengan equipamiento de generación de energía eléctrica por medios renovables no convencionales o de instalaciones de cogeneración eficiente, sea de manera individual o colectiva, para su propio consumo, tendrán derecho a inyectar energía a la red de distribución, quedando disponible para que alguien más la consuma y pudiendo ser así descontada de los cargos por suministro eléctrico en la facturación correspondiente.
¿Y cómo llega todo esto a nuestrxs consultantes? En parte buscamos que se sientan parte de estas iniciativas y que vean que sus atenciones tienen un impacto menor, pero principalmente creemos que es parte de la coherencia de nuestro mensaje como colectivo de salud. Y no es sólo visibilizar, sino también actuar, transmitir, proponer y educar a través de los diplomados, cursos y talleres (como el de huertas comunitarias y pequeñas prácticas de compostaje y reciclaje que hacemos), en todos los cuales la temática medioambiental es una de las protagonistas.
Pero el problema y la solución son mucho más complejos que todo esto y mucho más común de lo que creemos: necesitamos dejar de consumir como lo estamos haciendo y necesitamos hacerlo ya. Necesitamos dejar de sustentar nuestra validez personal y social en la adquisición de bienes de consumo. De no hacerlo, las demás iniciativas serán sólo un remedio para el síntoma, sin enfrentar la verdadera causa.
Por Cristóbal Salvatierra y Raimundo Undurraga